Dejamos pistas, en nuestra anterior comunicación de Majors, sobre la visita de Enero al Colegio del Arte Mayor de la seda. Brillantísima remembranza de la Valéncia gremial, cuando los Reyes Católicos que abrieron al mundo tierras y conceptos trasatlánticos, iniciados con el préstamo valenciano de Luís Santángel, tenían en Valéncia y la Llonja de la Seda el banco de la corona y el más rotundo edificio como lugar de transacciones comerciales, albergando nuestra profesión.
En febrero quisimos saber sobre las torres o alquerías fortificadas al suroeste de la ciudad. Tan prop i tan desconegut fue el título o llamada. Pero empezamos con uno de nuestros almuerzos de rigor: pan recién cocido en pataqueta rellena de embutido y habitas, atún con olivas rellenas, lomo con tomate y pimiento… y como siempre, en medios entrepanes para poder degustar dos combinaciones. Fue en el Ateneo de Alaquas, porque cerca, en su Palacio hoy bien restaurado y público, se puede admirar de la mano de buen guía el noble caserón fortificado, joya de distintas épocas. Ahora sabemos más de sus penas para renacer casi desde su condena como cuadra o tenebroso lugar en ruinas. La torre medieval en el centro de Torrent, en parecidas circunstancias, también visitada y mostrada con afecto, ayer contrahecha con adosadas paradas de mercado, hoy prístina y altiva, nos permitió contemplar la vega de Valéncia hasta el mar; en su tiempo podían atisbar qué barcos se acercaban al Grao y saber si eran moros los que estaban en la costa; ahora conurbanizada la huerta, pero antaño enlace visual para intercomunicarse con las torres de Paterna o las de Quart.
I a l’hora del migdia, dinar és l’obligació i El Vedat la devoció. Para muchos de nosotros volver al Romeral era recordar tiempos y días en los que el cierre de algún negocio lo demandaba. Terreno neutral en el que sentar a cliente y representado, frente a la suculenta y valenciana paella, se solían obrar milagros, reblandeciendo alguna voluntad (recordamos sin embargo la advertencia de un duro fabricante a quien se le discutía el precio en una peseta y cedió 50 ctms. ·les advierto que yo no bebo· dijo) Hoy el restaurante que fue mejorando y ampliando su local y presta a la vista un verde de pinos envidiable, aún mantiene la receta tradicional, guiso amoroso de leña, para coronar entrantes típicos, donde la ensalada y salmorra no falla, l’esgarret tiene el bacalao inglés al contrapunto del rojo pimiento, ajo medido y dorado aceite de adobo, formage ben curat i cuixot bo del tot… Quedamos satisfechos del reencuentro y el buen ambiente del grupo llego a su cenit. Entre fotos cafés hoy variadisimos y charla amical se nos fue la hora tonta tan a gusto.
Otra torre la de Espioca, cabeza y alcázar de lo que fue alquería árabe, sobre vestigios ibéricos habitados y lugar como los anteriores, en el que recluirse las personas y librarse de que las raptaran y vendieran como esclavas, los piratas. Esta torre y la anteriormente descrita, con la de Silla ya inexistente y las de Almussafes y Benifayó, todas ellas de tapial en argamasa de mortero. completaban un cinturón de cierre y acceso al cap i casal del Regne, permitiendo el portazgo o cobro de paso en este punto más concreto, el de la antigua Vía Augusta, Carretera Real de Madrid, nacional del siglo pasado 340, hoy A 7. Cuantas vicisitudes imaginamos al subir la pequeña cuesta que elevaba en promontorio su altiva figura; carros, carretas, caballos y caballeros, peatones y arrieros la enfilaban en su acecho ¿la despedían contentos? Ahora, desviado el paso por su base y aislada en propiedad privada, pendiente de facilitar su urgente restauración, por quienes declaran bienes monumentales, pero dificultan y traban su mantenimiento, nosotros pudimos acceder gracias al administrador del enclave, también visitar la venta del siglo XVIII que se mantiene perfectamente conservada, en espera que las leyes permitan un uso histórico y cultural sostenible de la zona.
En Marzo, la visita versada por nuestra guía de bandera Catalina Benito a San Nicolás, nos puso al alcance y comprensión, toda la expresiva muestra, pictórica en culmen de arte y monumental, de la escuela valenciana de Palomino y su alumno Donís. Lo que ayer era negro, por el humo de cera votiva cada lunes, hoy es alegría estética. Completamos el día fallero con una mascletà de antología. Comimos muy original y sabrosamente en el restaurante del Reina Victoria Little Queen. Aunque, como siempre decimos, lo visto, visitado y degustado nos sirve de aperitivo, para ser apreciado a más tiempo y placer… en poder ser.