De Ayora a Pedreguer, pasando por Banyeres

IMG-20180710-WA0028

Este trimestre mirant al sol, front a la mar, a la derecha, abrimos brecha. Abril revuelto nos brindó un día espléndido, fuimos a Ayora, en buena hora. ¿Qué sabiamos de Mencía de Mendoza y los Marqueses de Zenete? Quienes en su monumental tumba descubrimos, por la visita que en su día  disfrutamos,  del antiguo convento de Santo Domingo, hoy dentro de la Capitanía General -ahora reclamada por el compromís de poder que algunos esgrimen- ya sabemos qué dejaron en esta villa cabecera del valle  que vierte al Cabriel:  su aura y mecenazgo cultural, bien arquitectónico; respeto por su antigua iglesia de conquista;  una Santa María en el castillo, tan singular y bien adaptada, que persiste en sus claves y arcos desiguales. Porque todo nos habla de la riqueza de su agricultura y ganadería de paso, con un renacimiento en su Arciprestal, florido  y evolucionando al barroquismo, se enyesa del neoclásico y se recupera desde el modernismo a la actualidad: lección completa. Y todo por el amor de sus gentes, que ya vivieron en la prehistórica Meca y en sus cavernas pintaron. Nuestra visita, magníficamente orientada, por sus guías de Turismo,  bien alimentada por la gastronomía de José en el Siete/Siete, nos devolvió, con el  gusto de su dulce miel y una admirable sorpresa, por lo gozado.

Banyeres de Mariola i qué més. Mayo florido y hermoso, La montaña de Cavanilles, plétora de colores, armonía de olores y sabores…  en su Pericana i herbero nos lo obsequiaba. Su fraternal recibimiento tenia su relato y cordón umbilical en Dora Llopis, historiadora de arte y empresaria, amiga, quien personalmente nos asistió, salvando cuestas de tan pintoresco y magníficamente enclavado municipio, al viento de su castillo. Desde sus almenas admiramos el  paisaje, hundido en vallecitos labrados que se festonean de bosque y nos insinúan donde están las fuentes del Vinalopó, por Suroeste y qué barrancos alimentaran el Clariano al Noroeste. Pero también nos hacen presumir historias de frontera, ahora puestas en solfa y alarde magnífico de creatividad lúdica y estética, en moros i cristians.  Y dan lección, su Círculo de empresarios, por su capacidad de adaptacion, al entorno y en circunstancias de toda índole, de modo que su censo aumenta, su profesionalidad y aptitud se desarrollan en bienes de uso y exportación. Nuestros antiguos afectos profesionales también tenían que alimentarse físicamente. La venta del Borrego”  fue y será cita. Naturalmente su pata de cabrito al horno, con toda una entrada triunfal y mejor remate, quedan señalados en nuestra agenda, cada vez más llena de sorpresas gastronómicas. Y la visita a una “moderna fábrica de harina” de hace un siglo, todo tecnología e ingenio en madera conservada con orgullo, dice bien de los antiguos molineros de agua, hoy sus herederos, profesionales de la maquila.

Pero en Junio, saliendo hacia el sur, no almorzamos en El Mesón  de Carlos, donde tan bien nos avian; lo hicimos en una urbanización de Cullera, donde nuestro salutífero Angel Serrano, nos puso a cien el ranking almorzador, puesto que la presentación del Parque de San Antonio, por el Prof, Ballester-Olmos, nos hizo reconocibles los bienes que las plantas valencianas ofrecen al entorno,  quan l’airet de la mar ya nos havia despertat la gana.

La  Albarda, en el término de Pedreguer, pero ya en las vistas de Denia, no se puede imaginar, si no sabes donde vas y te dan la mano. Nosotros tuvimos el ofrecimiento  generoso del maestro de paisajistas, ingeniero agrónomo y amigo Dr. Ballester, quien nos facilitó y guió la visita al reducto botánico, cultural y magnificamente conseguido, aprovechando los declives, el agua, clima y orientación, por las técnicas y sensibilidad humana, devolviéndonos los jardines  de nuestros antepasados, sus huertos domésticos y al final la naturaleza a su aire, con mínimas obras y máximo confort de sus habitantes: millor vore que contar-ho, gràcies per dur-nos. Comimos en Oliva, donde Rosa y Domingo Llópis sientan sus reales y nos las hacen un gozo generoso. El Náutico, yas de entrada nos presentó ¡dos figatells! Impagables. Y los anfitriones, en su Parral, horchata, refrescos y cava. Més gràcies ad ells i als qui nos han acompayant. En setembre tornarem i qui no ve s’ho pert, advertit  queda.

Vicent Ramon Calatayud